-
Notifications
You must be signed in to change notification settings - Fork 101
Bestiario
Bestiario es la primera obra en la que Julio Cortázar dice sentirse "realmente seguro de lo que quería decir".
Se trata de ocho cuentos, en los que aparecen perfectamente entrelazados algunas características esenciales de la narrativa de Cortázar: el humor, el absurdo y lo fantástico. Los cuentos de Bestiario son, según el propio autor, estructuras cerradas que no problematizan más allá de la literatura. De Bestiario dice Cortázar: "Varios de los cuentos de Bestiario fueron, sin que yo lo supiera (de eso me di cuenta después) autoterapias de tipo psicoanalítico. Yo escribí esos cuentos sintiendo síntomas neuróticos que me molestaban.
En el caso concreto de uno de ellos "Circe", lo escribí en un momento en que estaba excedido por los estudios que estaba haciendo para recibirme de traductor público en seis meses, cuando todo el mundo se recibe en tres años. Y lo hice. Pero a costa, evidentemente, de un desequilibrio psíquico que se traducía en neurosis muy extrañas, como la que dio origen al cuento. Yo vivía con mi madre en esa época. Mi madre cocinaba, siempre me encantó la cocina de mi madre, que merecía toda mi confianza. Y de golpe, empecé a notar que al comer, antes de llevarme un bocado a la boca, lo miraba cuidadosamente porque temía que se hubiera caído una mosca. Eso me molestaba profundamente porque se repetía de manera malsana. Pero ¿cómo salir de eso? Claro, cada vez que iba a comer a un restaurante era peor. Y de golpe, un día, me acuerdo muy bien, era de noche, había vuelto del trabajo, me cayó encima la noción de una cosa que sucedía en Buenos Aires, en el barrio de Medrano: una mujer muy linda, muy joven, pero de la que todo el mundo desconfiaba porque la creían una especie de bruja porque dos de sus novios se habían suicidado. Entonces empecé a escribir un cuento sin saber el final, como de costumbre. Avancé en el cuento y lo terminé. Lo terminé y pasaron cuatro o cinco días y de pronto me descubro a mí mismo comiéndome un puchero en mi casa y cortando una tortilla y comiendo todo como siempre, sin la menor desconfianza. Creo que es uno de los cuentos más horribles que he escrito. Pero ese cuento fue un exorcismo que me curó de encontrar una cucaracha en mi comida. También pertenece a Bestiario el breve, pero intensísimo cuento de "La casa tomada", donde dos hermanos, peculiar pareja adánica, son expulsados de su pequeño y cerrado "paraíso" y arrojados a la vida, a un mundo desconocido. Significativamente lo único que consiguen "salvar" de la casa es un reloj, que les recuerda obsesivamente su temporalidad, su condición de mortales. Cortázar explica así ese cuento: Ese cuento fue resultado de una pesadilla. Yo soñé ese cuento. Sólo que no estaban los hermanos. Había una sola persona que era yo. Algo que no se podía identificar me desplazaba poco a poco a lo largo de las habitaciones de una casa, hasta la calle. Me dominaba esa sensación que tienes en las pesadillas: el espanto es total sin que nada se defina, miedo en estado puro. Había una cosa espantosa que avanzaba, una sensación de amenaza que avanzaba y se traducía en ruidos. Yo me iba creando barricadas, cerrando puertas, hasta la última puerta que era la puerta de la calle. En ese momento me desperté: antes de llegar a la calle. Me fui inmediatamente a la máquina de escribir y escribí el cuento de una sentada. De "La casa tomada" se dijo que era una alegoría del Peronismo y de la situación de Argentina a final de los años cuarenta. Cortázar no rechaza totalmente esta tesis: "Esa interpretación de que yo estaba traduciendo imaginativamente mi reacción como argentino ante lo que sucedía en el país, no es la mía, pero no se puede excluir. Es perfectamente posible que yo haya tenido esta sensación y que en el cuento se tradujera así, de manera fantástica y, simbólica".